16 de junio de 2011

Al sistema educativo le falta la educación

                Queridos maestros y profesores:

                 Muchas gracias. Gracias por haberme enseñado tanto durante todos estos años. Acabé mis años de enseñanza primaria y secundaria satisfecho con mi trabajo y mi esfuerzo, deseoso de empezar una nueva etapa académica, con ganas de comerme el mundo. Gracias a vosotros me enfrentaba al mundo con conocimientos de física, química, historia, biología, economía, matemáticas, algunas nociones básicas de música y arte,… Pero se les olvidó una cosa, no me enseñaron que el conocimiento falla, resulta que todas las nociones aprendidas no eran del todo correctas. Me ayudaron a conocer, a saber cómo funciona el mundo, llenaron mi cabeza de contenidos, útiles todos ellos, no lo dudo, pero descuidaron otras muchas facetas de mi educación. Ha llegado el momento de demostrar todo lo que sé, todo lo aprendido, y no sé cómo hacerlo. ¿Cómo encajo todo lo aprendido en un sistema global de conocimiento al que tenga un acceso rápido y sencillo?

                Descuidaron enseñarme a conocer el modo en que conocemos y aprendemos, descuidaron mostrarme que el ser humano es una unidad compleja donde conviven multitud de disciplinas interrelacionadas. No me enseñaron a indignarme, a reconocer cuando me están engañando, no sé por dónde empezar a solucionar mis problemas, porque los problemas importantes carecen de fórmulas a la que podamos recurrir. No me enseñaron a comprender los contenidos que aprendía, descuidaron enseñarme una posición crítica desde la que evaluar los nuevos contenidos que llegaran a mí.

                Los contenidos se me irán olvidando, lo que no se olvidaría es el proceso de aprendizaje que nunca me enseñaron. Siempre me pregunté el porqué de cada una de las cosas que íbamos aprendiendo, pero nunca me las justificaron. No me enseñaron que debemos luchar por nuestros ideales, que es legítimo indignarse cuando atentan contra nuestros derechos y que debemos protestar por ello.

                Es cierto que siempre fui un hiperactivo alumno, que no sabía más que golpear rítmicamente las sillas y mesas con aquello que tenía a mano. Reconozco que no aguantaba quieto más de cinco minutos en la misma posición. Pero les culpo por no motivar en mí la creatividad, por reprimir toda esa energía que llevaba dentro, por no ayudarme a canalizarla, quizá habría sido un excelente batería o un reputado bailarín, pero esas opciones no se contemplan por no encajar dentro de lo que se enseña en las escuelas. Mataron mi ilusión, me obligaron a escoger un camino, con una amplia gama de opciones, pero cerraron por mí puertas que yo desconocía.

                Pero no les puedo culpar por encontrarnos en un país donde la educación no se toma como algo importante, parece que es la ley de la oferta y la demanda la que guía un sistema educativo en la es otro aspecto más para conseguir votos en unas elecciones llenas de promesas y esperanzas. El sistema educativo debería ser un ente independencia del partido político que gobernase. Y es que, al sistema educativo le falta la educación.

                Anónimo.