14 de enero de 2016

Jaulas

Intentaron lo imposible. Buscaron poner barrotes de acero inoxidable y memoria inquebrantable a los perennes rayos de luz que coqueteaban con las miradas anónimas esparcidas por la habitación. Absurda tarea, imperativo el dolor causado a aquellos ojos que contemplaban la atrocidad del frágil espectáculo, lágrimas de porcelana que rompían contra el suelo en un estruendoso sinfín de goteos. Palabras que no salen, flores que son incapaces de crecer bajo los artificiales rayos de luz de una bombilla enjaulada. Mis sueños, como aquellos torpes haces luminosos, siguen buscando la manera de evitar los efímeros barrotes que la sociedad intenta ponerles, como cabreada por la felicidad ajena de aquellos que todavía conservan las ganas de vivir... 

(...o de morir en el intento).