23 de abril de 2013

En el tiempo que dura un semáforo

En el tiempo que dura un semáforo, en ese tránsito de la vida del verde hasta la muerte del rojo en el que el ámbar se presenta como un ineludible sufrimiento, me he dado cuenta de que dejé de quererte en las vidas que nunca serán mías, en los ojos que nunca fueron capaces de sostenerme la mirada. En ese breve interludio, en el que verdaderamente tengo tiempo para dejar de pensar, he vuelto a enamorarme de quien está a punto de cruzarse en mi camino para perderse en el olvido que queda tras mi espalda. He soñado, en la intimidad de un pestañeo, con ese nuevo cuerpo que ante mí se presenta, expectante, desafiándose a la más ardua lucha carnal jamás presenciada desde el borde de mi cama.

En el tiempo que dura un semáforo me he dado cuenta de que ya no te quiero, ¿no es cierto? Y salvo que el amor no sea más que un recuerdo, no volveré a quererte, no guardaré de ti ningún otro recordatorio que me haga sufrir. No salvaré de mí ninguna excusa que pueda hacerme daño, que me haga empaparme de sueños irrealizables, solo toca coger impulso y salir hacia arriba. El agua me había congelado el cuerpo, pero mi corazón no ha espirado su último aliento.

2 comentarios:

  1. Con tanto amor de semáforo, no se me había ocurrido des-enamorarse en ese tiempo...
    Me alegro de que estés de vuelta (¡espero!).

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  2. Y que cada vez que escribas, lo consigas... Fantástico

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