31 de octubre de 2014

Tu cuento

Érase una vez tu cuerpo,
sobre el mío, susurrándole
sus secretos lugares de placer.
Cada personaje asumió su papel,
mis manos en tu cintura,
tus brazos rodeando mi cuello,
la ropa derrumbándose,
huyendo despavorida 
de nuestra paciencia menguante.
La luna como foco,
el guión aprendido,
vestuario indecente
y maquillaje discreto.
El resto es historia,
más bien un cuento,
con final feliz entre tus piernas
y fuegos artificiales en tu pecho.
Después, el prólogo en la almohada,
desvistiendo nuestros besos
y llenándonos la piel
de caricias olvidadas.

Érase una vez yo,
soñando despierto
sobre la cama a la que 
hoy le duele tu cuerpo.

29 de octubre de 2014

Lo nuestro sería de película

Yo.
Butaca número tres de la fila sexta,
palomitas a la mitad,
pero repleto de sueños
en los que apareces,
aunque aún desconozca tu piel,
Con la angustia arañándome el pecho,
con la esperanza muerta,
y el amor en proceso de reconstrucción.
Blindado contra las falsas promesas,
resistiendo en mi torre de palabras
y sólido autoengaño,
me armo hasta los dientes
de flores que algún día pueda regalarte,
aunque nunca por San Valentín.
Sentado, te intuyo cercana,
te imagino soltera,
cansada de soledad
y borracha de espera.

Tú.
Asiento noveno desde la esquina izquierda,
el pelo rizado, la chaqueta abierta,
parece que tu corazón anhele mis labios
y tu pecho mi tristeza.
Solo una botella de agua,
sedienta de sexo,
empapada de enigmas.
La oscuridad es tu ámbito,
donde tu voz cobra fuerza,
fusilando corazones con palabras tiernas.
La imaginación siempre por bandera.

Nosotros.
Lejanos, desconocidos,
amantes imaginarios en una tarde de cine,
personajes de una griega tragedia,
destinados al desencuentro,
a la soledad compartida de una sala vacía,
al desatino del destino,
que nunca quiso enfrentarnos,
ponernos cara a cara
para poder decirnos:
'Te quiero'.

28 de octubre de 2014

Enfermos de amor y de olvido

Sus manos tocaban un cielo
de recuerdos y desastres,
los ojos mirando al suelo,
como buscando volver atrás,
como suspirando momentos felices.

En la memoria, mañanas de sexo,
tardes corroídas por el deseo
y noches de desvestirse los miedos,
de ver amanecer entre las sábanas.

En su recuerdo, el de él,
ni el más mínimo resto,
tabula rasa, página en blanco.
Solo en las historias de ella,
la pasión, los hijos,
el primero beso, el último baile.

Para el olvido,
los días de hospital,
las pruebas constantes,
el trato funesto.

De agradecer fue el apoyo,
familia y amigos
volcados en ellos,
sin faltarles de nada.

Quedará para siempre su historia,
la compañía perenne,
la comprensión incondicional,
la ayuda desinteresada.

La muerte acabará con ellos,
pero el amor los hizo eternos.

24 de octubre de 2014

Uniformes con estrellas

Los uniformes se tiñeron de rojo
aquella noche de hielo.
Las almas se desperdigaron por el suelo,
junto a los casquillos,
desapareciendo cualquier resto de esperanza.

Cada tres disparos,
una muerte,
cada sueño,
una tumba.

Madres sin sus hijos,
presente sin futuro,
pasado en forma de cadáver.
Hijos sin sus madres.

Aquellas manos suplicando auxilio
se topaban bruscamente
con espaldas enchaquetadas
que atendían otros problemas,
haciendo oídos sordos
mientras no afectase a sus carteras.

Pensé: 'Ojalá todo fuese
obra de Banksy'.
Y eché de menos sus flores,
en lugar de tantas armas,
que regalasen sonrisas,
en lugar de sortear muerte.

Parece que el destino
juega puerilmente con esa estrella.
Elegida, perseguida y aniquilada,
se convierte ahora en asesina.

23 de octubre de 2014

Invisible

Quizá algún día no me sueñes,
no sea lo primero que pienses al despertar.
Tus besos, probablemente, serán para otro,
que se llenará la boca de tu sexo.

Imagino que seré invisible
a tu mente, a tu futuro e, 
incluso,
me otorgues un papel secundario
en tu pasado. 
Dudaré, entonces,
que en algún momento 
ocupase tu presente. 

Mis ojos dejarán de reflejarse
en tu sonrisa, los tuyos, 
dejarán de servirme de guía 
cuando mis pensamientos naufraguen.

Tus caderas no serán jamás 
la cornisa desde la que vuelva
a precipitarme,
como saltando al vacío,
como sin temor a morir
en tu cuerpo.

Seré invisible, seguramente,
pero mi mayor miedo es si, 
para entonces,
habré dejado de quererte.

21 de octubre de 2014

Nuestro modo de mirarnos

Nos quisimos tanto 
que saltaban chispas de solo pensarnos,
tanto que las cometas nos envidiaban
porque fuimos capaces de volar más alto
de lo que ellas nunca pudieron soñar.

Dimos color a tus orgasmos,
sentimiento a mi meticulosa racionalidad,
pusimos orden en las diferencias,
pasión en el caos,
y aceptamos los defectos
como nuestras más preciadas 
particularidades.

Gritamos de pasión y de ira,
lloramos nuestras penas y de la risa,
nos comíamos con los ojos
para terminar aprendiéndonos con la boca.
Disfrazamos los infortunios de alegrías
y olvidamos que no nos soportábamos
con la única excusa de seguir juntos.

Me sacaste más sonrisas que de quicio,
compartiste más sueños que miedos,
deambulamos juntos más que desolados.

Nos quisimos tanto, tanto,
que a veces casi llegábamos a odiarnos.
y es que nos quisimos mucho,
sí,
pero nunca demasiado.