30 de marzo de 2016

Pensamientos aleatorios

Todo se desmorona poco a poco, sin hacer apenas ruido, parece que el silencio se haya cansado verdaderamente de gritar y haya decidido, finalmente, hacerse cargo de la que supuestamente es su principal ocupación: ahogar impasiblemente todas y cada una de las voces que intentan despertarse en mi conciencia. Parece estar consiguiéndolo. O quizá, simplemente, me haya acostumbrado a pensar sin palabras, a sentir lo que pienso y despensar lo que vivo. Tal vez mis fuerzas haya cedido al fluir indeleble de las conciencias dormidas, de las almas vacías y los cuerpos inertes, aunque mutilados por vivencias que les impusieron, mediante experiencias que les grabaron en la piel.

---------------------------------------------------------------------------------------------

Este proceso de 'desatrofiación' de mis sensibilidad me está pasando factura. Duele cuando miras fijamente al Sol durante varios segundos, quema cuando el fuego está cerca de ti y deja de ser reconfortante para convertirse en abrasador. Llevo meses sentado en unas llamas que no se apagan, mirando un Sol que brilla cada día con más intensidad. No, no me ciega. No, no me ha quemado (al menos no literalmente). Estoy aprendiendo a ver, con unos ojos que ya no sé si son míos, una realidad de la que dudo mucho pueda huir. Me faltan razones que prueben, expliquen, justifiquen, racionalicen, o pongan dentro del espectro de mis sentimientos, todo lo que pasa a mi alrededor. El anonimato hace tiempo que dejó de ser una excusa. ¿Cómo es posible? ¿Por qué? ¿Qué está realmente pasando? ¿A qué aferrarme? ¿Hacia dónde mirar? ¿Hay que seguir caminando?

Todo ha dejado, simplemente, de tener sentido.

---------------------------------------------------------------------------------------------

¿Cómo huir de tus sueños? ¿Cómo y por dónde escapar de las pesadillas que se apoderan de nosotros durante la noche? ¿Qué es eso de no saber a dónde va tu 'yo' cuando duermes? Parece que separarse del cuerpo fuese tan sencillo. Y yo todo este tiempo tratando de asirme fuertemente a él, de no perder contacto con la realidad que me rodea, ¿pero es que acaso hay más de una?

Nunca he sabido el efecto que el café causa en mi organismo, pero todavía esa maldita pregunta sigue torturándome, con indecencia y sin compasión, ¿cómo se deshace un beso? 

24 de marzo de 2016

Vivo

A veces la vida nos abruma, nos pasa por encima sin pedir permiso, se va sin disculparse siquiera, nos derriba con constantes compromisos y contratos no firmados que nos obligan a permanecer, nos inmovilizan, alejándonos de nuestros sueños, incluso de nuestra propia felicidad. A veces nos engaña, haciéndonos pensar que esta última nos llegará desde fuera, como caída del cielo, que con un poco de azar y estar en el sitio adecuado será nuestra; sin embargo, la felicidad hay que crearla, construirla, darle forma y contenido, ponerle colores, olores, sabores, sonidos y tacto, mucho tacto: el calor del sol azotando tu cuerpo en una fría mañana de invierno, el roce de esa mano que consigue despertar todos tus sentidos, un beso, un abrazo.

A veces la vida nos llena de frustraciones ajenas, de lágrimas que nos salpican por llantos que no merecemos, nos zarandea con emociones que no hemos tenido el valor previo de afrontar, combatir, aceptar, asumir. Demasiadas veces pagamos los platos rotos de aquellos que no tuvieron el valor de tomar las riendas de sus proyectos, que se conformaron con prefabricar los sueños de otros en lugar de crear los propios. Tratan de llenarlos la cabeza con sus inseguridades, sus complejos y las continuas y memorizadas mentiras que aprendieron de sus mayores. Cobardes.

No, no pienso dejar de intentarlo, no pienso desistir, poco me importan ahora vuestras palabras, los consejos rotos e inservibles, los miedos que os enseñaron y no os atrevisteis a desgarrar. La oscuridad, que probablemente me envuelva en las etapas iniciales de este nuevo camino que intento rehacer continuamente, no va a frenarme ni un solo segundo, no va a marchitar ni siquiera uno solo de mis proyectos o, en caso de no haberlos, las ganas de salir a buscarlos, o que me busquen, a crearnos juntos en una espiral de vida, ganas, pasión y dedicación por aquello que me gusta hacer.

No, tampoco importa no saber lo que quiero hacer ahora mismo. Sé reconocer lo que siento, lo que me hace cerrar los ojos y sonreír. Soy perfectamente capaz de saber que me hallo en el camino correcto, haciéndolo con cada paso, que tengo un gran abanico de posibilidades ante mí y que no pienso desperdiciar ninguna. Me he propuesto firmemente no escuchar a todos aquellos que me griten desde su impotencia y apatía, estoy más que decidido a hacer oídos sordos a todas y cada una de las palabras de desánimo que traten de obstaculizar mi camino, que quieran interpretar un papel protagonista en un camino que yo vislumbré libre de idiotas y personas que resten a mi vida.

¿Que por qué y para qué? Por y para mí. Porque merezco dedicarme algo de tiempo, porque nadie si no soy yo va a ocuparse de mi vida, de mis sueños, de mis pasiones, de mis emociones. Para que nadie ocupe el lugar que me pertenece, del que voy a adueñarme por ello y, desde lo alto, bajo o a media altura de mi castillo, gritaré que me quiero.

¿Que a qué viene esto? A que ojalá tan solo uno de los que me estáis leyendo haga suyas estas palabras, se apropie de la idea, la arrope cariñosamente y se anime a llevarle a cabo. Pero, por encima de todo, porque necesitaba decírmelo.