30 de marzo de 2016

Pensamientos aleatorios

Todo se desmorona poco a poco, sin hacer apenas ruido, parece que el silencio se haya cansado verdaderamente de gritar y haya decidido, finalmente, hacerse cargo de la que supuestamente es su principal ocupación: ahogar impasiblemente todas y cada una de las voces que intentan despertarse en mi conciencia. Parece estar consiguiéndolo. O quizá, simplemente, me haya acostumbrado a pensar sin palabras, a sentir lo que pienso y despensar lo que vivo. Tal vez mis fuerzas haya cedido al fluir indeleble de las conciencias dormidas, de las almas vacías y los cuerpos inertes, aunque mutilados por vivencias que les impusieron, mediante experiencias que les grabaron en la piel.

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Este proceso de 'desatrofiación' de mis sensibilidad me está pasando factura. Duele cuando miras fijamente al Sol durante varios segundos, quema cuando el fuego está cerca de ti y deja de ser reconfortante para convertirse en abrasador. Llevo meses sentado en unas llamas que no se apagan, mirando un Sol que brilla cada día con más intensidad. No, no me ciega. No, no me ha quemado (al menos no literalmente). Estoy aprendiendo a ver, con unos ojos que ya no sé si son míos, una realidad de la que dudo mucho pueda huir. Me faltan razones que prueben, expliquen, justifiquen, racionalicen, o pongan dentro del espectro de mis sentimientos, todo lo que pasa a mi alrededor. El anonimato hace tiempo que dejó de ser una excusa. ¿Cómo es posible? ¿Por qué? ¿Qué está realmente pasando? ¿A qué aferrarme? ¿Hacia dónde mirar? ¿Hay que seguir caminando?

Todo ha dejado, simplemente, de tener sentido.

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¿Cómo huir de tus sueños? ¿Cómo y por dónde escapar de las pesadillas que se apoderan de nosotros durante la noche? ¿Qué es eso de no saber a dónde va tu 'yo' cuando duermes? Parece que separarse del cuerpo fuese tan sencillo. Y yo todo este tiempo tratando de asirme fuertemente a él, de no perder contacto con la realidad que me rodea, ¿pero es que acaso hay más de una?

Nunca he sabido el efecto que el café causa en mi organismo, pero todavía esa maldita pregunta sigue torturándome, con indecencia y sin compasión, ¿cómo se deshace un beso? 

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