10 de mayo de 2014

ColaCao

Todo acaba cayendo, 
se diluye en la sustancia adecuada, 
crea homogeneidad 
desde la diferencia, 
distingue entre presentes
 y futuros incompletos,
ahoga o quema, 
quizá a partes iguales,
atraganta 
o ayuda a pasar el mal trago,
te destruye las entrañas 
o repara la mente.

Pero no le basta 
con su impersonal soledad,
necesita del empuje externo 
y la fuerza propia,
no es nada sin la agitación interna,
sin el paulatino devenir del tiempo
que precipita sus esperanzas 
bajo la alfombra,
cristalizando sueños 
que el mundo ahogó por ti.

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