14 de marzo de 2015

Preguntas

Probablemente,
todo esto empezó
porque pensé que
decirte que te quiero
sería quedarme corto,
porque compararte
con la belleza
sería hacerle
un flaco favor
al mundo.
Y no quiero
aguantar sus llantos,
su voz llamándote,
que suficiente tengo ya
con la mía.

Seguramente
sea injusto que os hable
de su manera de sonreírme
cuando se desnuda
y se tumba junto a mis miedos,
convirtiéndolos en deseo,
que os hable también
de morderle justo
en el interludio de sus labios,
donde pierde la fuerza
cuando me habla 
de cambiar el mundo,
donde me ahogo
cuando toca morir
(de amor).
Pero no puedo
pasar por alto
lo del horizonte
de su caderas,
ése por donde sueña
ponerse el sol cada noche.

Quizá mañana,
cuando se haya ido,
y yo siga jugando
con su olor y su recuerdo
entre las sábanas,
consiga darme cuenta
de todo lo que pierdo
en su ausencia,
consiga dar respuesta
a todos los interrogantes
que el tiempo me trajo,
en una correspondencia
que nunca fue mía.
Quizá, entonces,
sepa hacer
que se sienta única.

No hay comentarios:

Publicar un comentario