26 de julio de 2011

Retales de un descosido corazón

               Una vez más las lágrimas toman la curiosa forma de letras que salen de mis manos en impulsivos golpes al teclado. Lágrimas reprimidas que me recuerdan que no hay peor soledad que la de estar rodeado de gente. Había olvidado la sensación de estar vacío por dentro, de haberme desprendido de todo lo que sentía en un repentino instante en el que mi corazón se abría paso a manotazos y empujones quitando de en medio mi excesivo raciocinio. El miedo, la angustia y el desconcierto se han enzarzado en una fuerte pelea por conseguir ocupar un cuerpo desprotegido. Necesito tranquilidad, calma. Carezco de las fuerzas necesarias para erigir una nueva defensa en torno a mí, y he de reconocer, que muy a mi pesar, también me faltan ganas.

            Juego a dibujar un futuro incierto, en el que mis sueños, expectativas y peores miedos se entremezclan produciendo en mí una extraña sensación de angustia. No obstante, un tonto alivio me sobreviene cuando veo que se esfuman con la misma facilidad con la que llegaron, haciendo gala de su efímero carácter. Son demasiados interrogantes que no puedo solventar con la ligereza de un estudiantil problema matemático, no existe una única respuesta válida, quizá ni siquiera exista la posibilidad de ser respondida. El tiempo, esa sucesión de instantes, de momentos, de acontecimientos que ocurren, tal y como los definen los libros, es el único que tiene guarda todas las respuestas posibles, pero seré yo quien deba elegirlas. Forzar el cuándo sería un vano intento por correr más que el reloj, un suicidio mental en el que las manecillas del reloj irían poco a poco hundiéndose en cada poro de tu piel.

                El eterno retorno, la sensación de no salir nunca de un bucle en el que la vida parece colocarte, sin cansarse de darte las oportunidades que necesites para que hagas las cosas bien, te parece tan poco común que la vida juegue a tu favor que te asusta pensar que sea así. Y frente a él, el retorno sufrimiento, mismas preguntas, mismas cavilaciones, repetidos pensamientos que parecen rebotar en tu cabeza destrozando todo aquello que se les interponga en tu cabeza. La continua pelea entre querer y poder, los dos titánicos colosos que se enfrentan en cada una de esas noches en la que el sueño vuelve a abandonarte, y tú sigues muy bien sin saber por qué lo hace y hacia dónde se dirige. Añorada amistad la vuestra.

                Es demasiado temprano para tratar siquiera de averiguar si se trata de un paso hacia atrás o hacia delante. Por una vez, aunque debiera hacerlo con más frecuencia, me tomaré un respiro. Me decantaré por lo más cómodo y me abandonaré al sueño, pero esta vez no soñaré despierto.

1 comentario:

  1. Quizás sea cierto que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, pero aún así, yo no me cambiaba de especie...
    Por cierto, tal vez no sea ni un paso hacia delante ni hacia atrás, sólo hacia un lado, de esos que te permiten ver con otra perspectiva. Quién sabe, puede que te sorprendas y todo... ;)

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