- Abrázame – contesté sin saber muy bien por qué. Necesitaba sentirla conmigo, notar como su respiración jugueteaba con el ritmo de su corazón en una peculiar carrera en el que es imposible conocer con exactitud quién va en cabeza.
- Voy – me respondió, sin fuerzas para conseguir conjugar con el abecedario ninguna palabra más. Tampoco era necesario. – Me gustaría hacerte pedacitos pequeños y guardarte en una cajita para tenerte siempre conmigo – añadió para mi sorpresa, gastando su último suspiro antes de caer dormida.
- Adelante, soy todo tuyo – dije tras una leve pausa en la que asimilaba la ternura de sus palabras. Y nos quedamos dormidos mientras ella simulaba despedazarme cariñosamente con un el movimiento de su mano, que simulaba el de un cuchillo.
...porque en los lugares por encima del arcoiris ya habita nuestra imaginación...
28 de julio de 2011
Dormir soñando
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Sencillamente, tierno y genial.
ResponderEliminar¡Romanticón, que estás hecho un romanticón! :)
Me encanta, en serio :)
Me gusta mucho, JL. Qué tierno.
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