6 de diciembre de 2011

Un bonito silencio



  •            No sé… no me sale nada. En serio. – me dijo mientras notaba el nerviosismo de cada uno de los impulsos de aire con los que pronunciaba las palabras, sílaba a sílaba.
  •              Mírame. Estoy aquí. – le dije suavemente mientras tomaba sus manos entre las mías; el frío no había tenido compasión con aquellos dedos. – No temas, no va a pasar nada. No te guardes nada de lo que tengas, me gustaría que por una vez fueses sincera, no conmigo, sino contigo misma.
  •      Pero es que… – nunca había sido la mejor encontrando las palabras en los peores momentos. Era consciente de lo que estaba en juego, pero mis palabras parecían descolocarla. – ¡No puedo más!
  •       ¿Por qué? – tardé en responder, el grito me sorprendió, y ella disimuló torpemente el sobresalto que sintió al emitir aquellas palabras.
  •           Estoy cansada de esconderme del mundo. Me encanta huir contigo de todo y todos, pero no entiendo por qué sigo sin poder darte la mano cuando hay alguien cerca, por qué debemos separarnos antes de tiempo. Guardo en secreto todos los besos de despedida que aun no te he dado. Cuentos los días que nos faltan, según mis vagas aproximaciones para poder abrazarte sin temor a lo que puedan pensar de nosotros. Creo que no pido tanto… – no pudo seguir, las lágrimas le impidieron continuar, aunque ya estaba todo dicho.
  •           Tienes razón, es solo que… tengo tanto miedo a perderte que no quiero que nada salga mal. No soportaría… - no me dio tiempo a terminar la frase cuando, con un beso, hizo del silencio aquella bella sensación.

1 comentario:

  1. ¡Me encanta! Como siempre, ha merecido la pena la espera. Después del tiempo de espera, aguarda la recompensa... ;)

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