21 de septiembre de 2013

Desde siempre

- Tengo la sensación de conocerte desde hace mucho tiempo, es como si siempre hubieses estado aquí, conmigo - dijo, cerrándome los labios con un beso, impidiendo que pudiese articular palabra alguna. 

Se despidió. Nos dimos la espalda, cada uno hacia su destino, solos pero acompañados por el recuerdo que aún dejaba la presencia del otro. No pude evitar sonreír, y es que, en cierto sentido, sus palabras no podían ser más ciertas. Me detuve, giré la cabeza e imaginé que ella acababa de hacer lo mismo, pero ya solamente podía ver su figura desde atrás, alejándose. 

Ella, la misma chica de aquel semáforo en rojo, la que se sentó frente a mí en el ruidoso autobús urbano, la que estaba sentada dos filas por delante y tres sillas a la derecha en aquel concierto. Ella, la que me hizo cambiar de cine, la que modificó mi rutina de biblioteca, la que consiguió que cruzase la calle para coincidir en su acera y observarla muy de cerca, desde el anonimato de mis gafas de sol. Ella, la que no me conocía por aquel entonces, la que, sin tener constancia de ello, ya había conseguido todo esto.

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