3 de febrero de 2015

Cáscaras de otoño

Siempre,
a donde quiera
que he ido,
te he llevado
dentro de mí,
has viajado conmigo.
Pero hoy llueves
y no encuentro
rincones en mí
para guarecerme
de la soledad
y de tu falta
de compañía.
Tus besos
ya no pueden
secarme
los miedos.

Entonces,
miro hacia dentro
y veo cómo vas
desapareciendo
entre mis recuerdos,
cómo te escurres
entre mis pausas
al hablar
para que mis palabras
no logren capturarte.

Sumemos,
como aliciente
en esta persecución
de suicidas,
que conoces
mejor que yo
la cartografía
de mis incertidumbres,
que siempre
fuiste faro
en mis noches
de náufrago,
y ahora juegas
a deslumbrarme
con tu luz,
a perderme
en mí mismo
con tus reflejos.

Por ello,
creo alcanzarte
en cada giro
que me da la vida,
pero no estás,
y creo encontrarte
en ese peldaño,
punto de no retorno,
donde me convenzo
de seguir
doblando esquinas
en las que todavía
no se haya borrado
tu nombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario