13 de septiembre de 2010

Acerca de cómo devaluar un nombre o sobre Diógenes

La Historia no trata a todos por igual, me alegro de que Diógenes no se encuentre aquí para contemplar que es lo que se nos viene a la cabeza cuando oímos su nombre. Y es que si existe algo peor que caer en el olvido con el paso del tiempo, es que te recuerden por algo que no hiciste o dijiste. Porque lo que de Diógenes debemos aprender son la belleza que podemos encontrar en la sencillez de la vida y la diferencia entre necesidad y comodidad. Diógenes hizo de la pobreza su mayor virtud.

Tengo la intención de recordar, o al menos recordarme, lo que se puede aprender de Diógenes y por lo que debe recordársele.

Son muchas las historias que rodean a Diógenes, el Cínico, como era conocido. Relatos anecdóticos que nos pueden ayudar a ver la vida desde otra perspectiva y valorar las pequeñas alegrías que nos ofrece el día a día.

“Cuanto más conozco a la gente más quiero a mi perro.”

La primera de estas historias pone de manifiesto la peculiar costumbre a la que el filósofo dedicaba una parte de su tiempo cada día. Y es que, según cuentan, Diógenes paseaba por las calles de Atenas en busca de hombres, ¿hombres? ¿Acaso Atenas se hallaba desierta? Quizá sea necesario precisar que al tipo de hombre que Diógenes buscaba era al honesto, Diógenes gritaba sin cesar que buscaba hombres, no borregos. ¡Ay Diógenes! Después de tanto tiempo y aún hay quien continúa con tu labor hoy en día, y lamentablemente obtiene tus mismos resultados. Y es que a pesar de que la población ha aumentado y existe un mayor número de personas, sigue habiendo pocos Hombres entre nosotros. Antes que nada, no me tilden de machista, pues con “Hombre” me refiero a aquellos rasgos y características que nos diferencian del mundo animal, y no al género masculino. Como digo, quedan pocos Hombres en una sociedad estandarizada, dirigida y controlada por una serie de cánones, modelos y pautas que todo el mundo sigue. Aún hoy nos continúa invadiendo el horror cuando se trata de abandonar lo que todo el mundo acepta, nos aterroriza ser diferente al resto. Seguimos viendo en las diferencias un punto de inflexión para reforzar nuestro narcisismo y la idea de que nuestras ideas, cultura, religión, costumbres, son las superiores a las demás. ¿Por qué no optamos por nutrirnos de las diferencias, aprender de ellas? Quizá el miedo siga teniendo demasiada fuerza dentro de nosotros y nos impida salir del camino que no hemos elegido, del sendero por el que nos obligan a caminar. “Cuando estoy entre locos me hago el loco.” Así explicaba Diógenes su supuesta locura cuando las personas le acusaban de ciertos trastornos mentales por pasear gritando por las calles atenienses en busca de Hombres, y yo justifico mis palabras parafraseando a uno de mis grupos de música preferidos, pues prefiero ser un extraño y no uno más del rebaño.


A veces sobrestimamos la felicidad que obtenemos de otras personas. Con demasiada frecuencia otorgamos excesivo valor a la relación que tenemos con otras personas, y es que muchas veces pensamos que existe una dependencia insubsanable. Hay quien afirma que Diógenes se fue a Atenas acompañado por un esclavo, Manes, que le abandonó a los pocos días de su llegada. Entonces el filósofo afronto su mala suerte haciendo gala de un humor característico: “Si Manes puede vivir sin Diógenes, ¿por qué Diógenes no va a poder sin Manes?”.

Como última de sus anécdotas que aquí voy a citar, hablaré de su encuentro con Alejandro Magno. Es en esta historia donde podemos apreciar que la mirada también se educa y no todo el mundo sabe mirar y apreciar la belleza de las cosas sencillas. Cierto día, estando Diógenes sentado en su “casa”, un tonel de madera cuyo espacio interior era el justo para un hombre y cuya única finalidad era resguardarle de la lluvia, llegó a su lado el emperador Alejandro Magno. Este le preguntó a Diógenes que si había algo que él pudiese concederle. Ante tal cuestión, Diógenes contestó: “Sí, tan solo que te apartes porque me tapas el sol.”
Para finalizar, me gustaría que todo aquel que lea estas palabras y vuelva a oír hablar de Diógenes no se le venga a la cabeza un maloliente síndrome ni unas connotaciones negativas acerca del cinismo.

La cultura es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad.”

1 comentario:

  1. Tal como advertí acabo de leer tu entrada. A sique he decidido poinar sobre ella. ha sido acertado poner aDiógenes como ejemplo, como excusa pra hacer una critica a la sociedad, poque aunque es cierto lo que dices, que al pensar en "Diógenes" muchos forman en su mente una idea bastante equívoca, en realidad lo que más atrae mi atencion de todo lo que has escrito no es ese personaje; sino que tienes razon, aún hoy hay pocos "hombres" y muchos borregos. Todavía existen rejuicios contra las personas diferentes, las personas que nos e dejan llevar por los demás, que actuan, hacen o dicen cosas extrañas que para la mayoría pueden ser "raras". En realidad, eso no es más que miedo, miedo a lo distinto, miedo a lo que no entendemos... Es una hipocresía y es engañarse a sí mismo, porque estpy segura de que todos y cadas uno de los sere humanos que existen alguna vez se han sentido "raros", todos hemos sido excluidos alguna vez... Y por eso, criticar a otra persona opr ser distinta solo es una muestra de miedo, miedo a lo diferente. Esto solo se arregla siguiendo el rol que todos esperan de nosotros, en lugar de actuar por nuestra propia voluntad y razonamiento.

    Sin embargo , no estoy de acuerdo con esto " A veces sobrestimamos la felicidad que obtenemos de otras personas. Con demasiada frecuencia otorgamos excesivo valor a la relación que tenemos con otras personas, y es que muchas veces pensamos que existe una dependencia insubsanable." Creo que realmente existe esa dependencia, no total pero si muy real.. De hecho pienso lo contrario, pienso que creemos que dependemos mucho menos de las personas que queremos de lo que lo hacemos en realidad, que un cree q es independiente y way por ser libre, irse de casa, ver cosas nuevas y rehacer su vida, pero lo cierto es, que siempre se necesitan otras personas para seguir adelante, al menos una persona que te muestre apoyo... Una cosa es estar solo porque quieres estarlo, y otra muy distinta es estar solo porque no tienes con quien estar.

    besos!! me gusta muuucho tu blog, avisame con las nuevas actualizaciones
    ^^

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