20 de mayo de 2011

En el filo

En el filo de un desolado folio, frágiles palabras me susurran, tiritando, tu nombre. Ingenuas pero seguras de que la calidez del aliento al pronunciarlo compensarán que no te tenga a mi lado.

En el filo de tus manos, las mías se aferran fuertemente para no dejarte marchar, no me perdonaría abandonarte.

En el filo de tus ojos juego a adivinar tu mundo. Me entretiene pensar que puedo averiguar en qué estas pensando. Tontamente intento sumergirme en ellos, nadar en tus pensamientos, descubrir el motivo del delirio que suele apoderarse de tu mirada. Y tras un momentáneo pestañeo, me percato de que solo era yo, y me descubro mirando mi mundo reflejado en tus ojos.

En el filo de tus labios, luchando desesperadamente por no perderse entre tus dientes, mi boca improvisa una dulce y alegre danza, al son de un cada vez más acelerado corazón que marca el ritmo de los besos que nunca te di. 

En el filo de tu cuello, al borde del abismo de tu cuerpo, mi cansada cabeza se acurruca buscando protección, calma, cariño.

En el filo de la madrugada, ninguna canción consigue distraerme, me falta un buen libro que me mantenga alejado del sueño, me faltan ganas de dormir y me sobra sueño.

En el filo, rozando el delirio mi cabeza no da para más, agotada, deseando que mañana sea otro día, sin la esperanza siquiera de que sea mejor o peor, solo es necesario que hoy se acabe.

En el filo que separa la vida de la muerte, nunca tan lejos y a la vez tan cerca. Puedo sentir sus estragos, conocer los daños en las personas que sobreviven cuando alguien se les marcha. En el filo del llanto, rogándole a mis ojos que den la batalla por perdida y no resistan tan estoicamente a los sollozos de una cama que requiere mi presencia.

En el filo de Granada, al fondo mirando desde la Alhambra, se distingue un pequeñito y luminoso punto, desde donde escribo, sin mayor expectativa que la de desahogarme. ¿De qué?

En el filo de esta pregunta creo que pasaré el resto de la noche.

2 comentarios:

  1. Me gustan todos y cada uno de esos filos.
    Yo creo que, a veces no hay que preguntarse por qué escribimos sino, simplemente, dejarnos llevar. Las palabras a menudo nos acaban revelando más de lo que, de otro modo, nos atreveríamos a confersar.
    ;)

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  2. En el filo de esta pregunta creo que pasaré el resto de la noche.

    A veces uno no sabe de qué tiene que hablar, pero necesita hablar de algo e incomprensiblemente, uno siente que hay algo que no va bien, busca qué puede ser pero no lo encuentra.
    me ha gustado mucho! =)

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